Daba comienzo el encuentro en el Fernando Buesa Arena con una timidez de cara al aro por parte de ambos equipos que nos hacía esperar lo peor, aunque la defensa del Real Madrid se imponía por primera vez en mucho tiempo. Entonces llegó Felipe para inaugurar el marcador, seguido rápidamente de Taylor, que decidió imitar a su capitán. Mientras tanto, Baskonia no anotaba y se le veía muy incómodo ante el planteamiento defensivo de los de Laso. De hecho, el conjunto vitoriano no anotaría hasta el minuto seis gracias a Darko Planinic, al que se quiso sumar Davis Bertans con un triple de los suyos. Sin embargo, los blancos, de la mano de un Rudy al que se le va cada día mejor, y con la aportación de todos sus jugadores en pista, lograba ganar el primer cuarto tras una canasta de KC Rivers y un gran trabajo en defensa (11-21, minuto 10).
El segundo período empezó tal y como había acabado el primero: con una canasta de KC Rivers. El americano, tan activo como siempre, anotó también un triple (7 puntos consecutivos y sin fallo). Un tapón de Nocioni y un incomensurable trabajo de Augusto Lima en la pintura daban alas a los madridistas, pero ahí estaba escondido un viejo conocido de la afición blanca, Ioannis Bourousis. El pívot griego anotó dos triples seguidos que provocó el tiempo muerto de Laso y el despertar de la afición baskonista. Otro triple, esta vez de Mike James, enloquecía al público, pero Sergio Rodríguez, Andrés Nocioni y Sergio Llull se encargaron de silenciar al Buesa Arena con 8 puntos consecutivos entre los tres (una canasta y dos triples). Y entonces los árbitros volvieron a erigirse protagonistas del encuentro (¿cuántas veces habré dicho lo mismo esta temporada?) y castigaron a Pablo Laso con una técnica que nadie entendió. Adam Hanga tomó el relevo de sus compañeros y con un tapón y un mate ponía a los suyos a ocho puntos. Gustavo Ayón se encargó de devolver los diez de ventaja desde el 4'60 al descanso (36-46).
La batalla de los últimos diez minutos no podía estar más igualada. Jaycee Carroll inauguró el marcador con una canasta, y Maciulis se encargó de darle la vuelta a la moneda blanca cometiendo una antideportiva muy inoportuna sobre Adams. Baskonia se venía arriba gracias a Mike James, Bourousis y Hanga, pero aquello sólo sirvió para calentar la sangre de cierto menorquín que lleva el 23 blanco a la espalda. Sí, hablo de Sergio Llull, ¡sorpresa! Los dos triplazos que anotó, además de ser espectaculares e inverosímiles, dieron renovadas esperanzas a los suyos, y animó a su tocayo, Sergio Rodríguez. El base canario robó un balón de forma maravillosa para anotar después dos triples. Bourousis contestó desde el 6'75, pero Felipe decidió demostrarle a su ex compañero que no es el único que sabe lanzar triples, y también se animó. Tras otro triple del Chacho y la expulsión de Blazic y Ayón por faltas personales, llegamos a los últimos minutos del encuentro, de auténtico infarto. Todo parecía estar a favor de los blancos (mencionar también la buena labor de Taylor en defensa), pero la diosa Fortuna es caprichosa, y tras fallar el Chacho uno de los dos tiros libres que tenía, volvió a aparecer Davis Bertans (o el fantasma de Justin Doellman) para dar la victoria a Baskonia con un triple en el último segundo de un partidazo con todas las letras (89-88, minuto 40).
Ahora, el Real Madrid debe vencer sí o sí a Khimki el próximo jueves para acceder a la siguiente fase de la Euroliga. El baloncesto puede dar las alegrías más inesperadas y los finales más crueles. Quizá ése sea su mayor "encanto". Sigamos creyendo.
Fuente imágenes: Getty Images.
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